Como en los otros países de Europa, los españoles se casaban bastante pronto pues las parejas se formaban rápidamente. Así las mujeres tenían hijos a edad muy temprana y en general tenían muchos hijos porque en esa época no existían los métodos anticonceptivos. Así las familias se constituían pronto.
La familia estaba formada por el padre, la madre y numerosos hijos procedentes del matrimonio. La familia existía según las normas católicas. Cada miembro de la familia tenía un papel definido.
La mujer estaba una ama de casa, quedaba en su casa para hacer las tareas domésticas y cuidar a los niños pues no trabajaba fuera del hogar y dependía de su marido que generaba todos los ingresos para la familia porque era el único que trabajaba. El hombre trabajaba en la planta o en la granja familiar. Así el marido tenía la autoridad, se hablaba de autoridad paterna. Además, en el siglo XIX, los niños no estaban muy educados porque no iban a la escuela pero trabajaban generalmente con sus padres especialmente en las familias de agricultores.
En el siglo XX, la educación se desarrolló y los niños se volvieron más instruidos. Por otra parte, las familias tenían menos hijos porque la tasa de mortalidad bajó y también por el fenómeno de migración rural y el proceso de industrialización.
Por fin hay muy pocos divorcios porque la mujer no puede sobrevivir sin su marido que generaba los ingresos y al contrario el marido necesita su mujer para hacer la cocina.
En esa época, es un modelo de familia muy tradicional y muy típico como en los otros países europeos.
Después, a partir de 1931 con la proclamación de la Segunda República, varios cambios radicales fueron introducidos en España sobre el régimen matrimonial de la familia y de la mujer. En efecto, la Constitución de la Segunda República estableció la separación de la Iglesia y del Estado pues modificó totalmente los antiguos principios del derecho de la familia como por ejemplo la regulación del aborto o el divorcio por consentimiento mutuo. Pues hizo los divorcios más frecuentes.
En el fin de la Guerra Civil en 1939, empezó la dictadura franquista que rompió con la República especialmente en materia de la legislación sobre la familia. En efecto, la jerarquía eclesiástica exigió la abolición del divorcio y exigió que el control del derecho de la familia regresa al control de la iglesia.
Así, al fin de la guerra civil se fue restaurando la legislación vigente antes de 1931. Por ejemplo, se anuló la igualdad entre los hijos legítimos y los hijos ilegítimos.
Además, se desarrolló con el franquismo un modelo muy conservador. Pues se estableció el matrimonio religioso obligatorio para los bautizados. Se prohibió el trabajo de la mujer, sobre todo si era casada. Y también se estableció la desigualdad de derechos en función del sexo fuera o dentro del matrimonio. Por fin en esa época se fomentaron las familias numerosas entre otros por la prohibición de los anticonceptivos.